A la hora de
emprender un viaje, el sueño de muchos turistas es aprovechar de las vacaciones
para poder ver y entrar en contacto con
los animales salvajes. Animales que a diferencia de los domésticos no estamos
acostumbrados a ver cada día y que, como es lógico, despiertan en nosotros una
gran curiosidad.
Pero lo que
muchos turistas no saben es que la gran mayoría de las actividades que se les
ofrece para interactuar con la fauna salvaje implican por un lado el
sufrimiento y la explotación de los animales y por otro, graves peligros para
la seguridad de las personas.
Por supuesto
existen maneras éticas y responsables para los turistas de acercarse a los
animales: un safari, si organizado por un operador responsable y siguiendo
determinadas pautas (http://turismo-responsable.com/s40-avistamientos)
es una muy buena opción para poder ver a
tigres, leones, elefantes etc. Es más, muy a menudo el hecho de participar y
financiar actividades de este tipo, contribuye a preservar la fauna de ese
determinado país.
También acudir o
hacer voluntariado en centros de rescates o santuarios (http://turismo-responsable.com/s11-voluntariado)
nos brinda la oportunidad única de ayudar en primera persona a animales
explotados o victimas de abusos y que luchan para volver a una vida normal.
Desafortunadamente,
no todas las opciones que se ofrecen a los turistas son igual de éticas:
actividades como paseos en elefantes, baños en la piscina de los delfines,
espectáculos con loros, visitas al zoológico, se encuentran en los folletos de
la gran mayoría de las agencias de
viajes y… esconden maltratos y mucho sufrimiento.
Porque aunque se
trate de actividades aparentemente inocentes y divertidas, y aunque el rictus
facial de los delfines o la aparente tranquilidad de los elefantes nos pueda
traer en engaño, los animales implicados en ellas son victimas de los peores
abusos.
¿Algún ejemplo?
Para “domesticar” a los elefantes se utiliza una técnica llamada “romperle el
alma” (el nombre ya lo dice todo, ¿no?) (http://turismo-responsable.com/s37),
los delfines sufren tanto por vivir en cautividad que normalmente mueren a los
pocos años (http://www.sosdelfines.org)
, a los loros se les suele cortar las alas (http://turismo-responsable.com/s80)
y los animales de los zoológicos están condenados a una constante falta de
espacio y a una vida entre rejas (http://turismo-responsable.com/s29)
…
Por lo tanto…¿cómo
distinguir una actividad o un centro de animales “responsable” de uno que no lo
es? Como consejo general podemos decir que cuando se permite a los turistas
interactuar físicamente con los animales, o cuando los animales están obligados
a exhibirse en algún tipo de espectáculo a cambio de dinero… algo no va bien.
Y a todos los
turistas que estén interesados en saber e informarse más sobre el tema, les
invitamos a visitar la web de la Fundación
FAADA para un Turismo responsable con los animales: http://turismo-responsable.com/