lunes, 21 de enero de 2013

A la hora de emprender un viaje


A la hora de emprender un viaje, el sueño de muchos turistas es aprovechar de las vacaciones para poder ver y  entrar en contacto con los animales salvajes. Animales que a diferencia de los domésticos no estamos acostumbrados a ver cada día y que, como es lógico, despiertan en nosotros una gran curiosidad.
Pero lo que muchos turistas no saben es que la gran mayoría de las actividades que se les ofrece para interactuar con la fauna salvaje implican por un lado el sufrimiento y la explotación de los animales y por otro, graves peligros para la seguridad de las personas.

Por supuesto existen maneras éticas y responsables para los turistas de acercarse a los animales: un safari, si organizado por un operador responsable y siguiendo determinadas pautas (http://turismo-responsable.com/s40-avistamientos) es una muy buena opción para poder ver  a tigres, leones, elefantes etc. Es más, muy a menudo el hecho de participar y financiar actividades de este tipo, contribuye a preservar la fauna de ese determinado país.

También acudir o hacer voluntariado en centros de rescates o santuarios (http://turismo-responsable.com/s11-voluntariado) nos brinda la oportunidad única de ayudar en primera persona a animales explotados o victimas de abusos y que luchan para volver a una vida normal.

Desafortunadamente, no todas las opciones que se ofrecen a los turistas son igual de éticas: actividades como paseos en elefantes, baños en la piscina de los delfines, espectáculos con loros, visitas al zoológico, se encuentran en los folletos de la  gran mayoría de las agencias de viajes y… esconden maltratos y mucho sufrimiento.

Porque aunque se trate de actividades aparentemente inocentes y divertidas, y aunque el rictus facial de los delfines o la aparente tranquilidad de los elefantes nos pueda traer en engaño, los animales implicados en ellas son victimas de los peores abusos.

¿Algún ejemplo? Para “domesticar” a los elefantes se utiliza una técnica llamada “romperle el alma” (el nombre ya lo dice todo, ¿no?) (http://turismo-responsable.com/s37), los delfines sufren tanto por vivir en cautividad que normalmente mueren a los pocos años (http://www.sosdelfines.org) , a los loros se les suele cortar las alas (http://turismo-responsable.com/s80) y los animales de los zoológicos están condenados a una constante falta de espacio y a una vida entre rejas (http://turismo-responsable.com/s29)   …

Por lo tanto…¿cómo distinguir una actividad o un centro de animales “responsable” de uno que no lo es? Como consejo general podemos decir que cuando se permite a los turistas interactuar físicamente con los animales, o cuando los animales están obligados a exhibirse en algún tipo de espectáculo a cambio de dinero… algo no va bien.


Y a todos los turistas que estén interesados en saber e informarse más sobre el tema, les invitamos a visitar la web de la Fundación FAADA para un Turismo responsable con los animales: http://turismo-responsable.com/

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